Luz sobre vidrio: memorias en colodión húmedo
Jackeline García Chaverra, Archivo Fotográfico BPP
Imagina que tienes pocos minutos para capturar una imagen. Imagina que debes trabajar con una placa de vidrio, una solución fotosensible y la luz como herramienta principal. Imagina que debes hacer todo de inmediato: preparar la mezcla de nitrocelulosa, sensibilizar la placa, exponerla y revelarla antes de que se seque. Así funcionaba el colodión húmedo, una técnica del siglo XIX que marcó un antes y un después en la historia de la fotografía.
La técnica fue desarrollada a mediados de la década de 1850 por el escultor inglés Frederick Scott Archer y el investigador francés Gustave Le Gray, después de que el daguerrotipo entró en desuso. En su momento el uso del colodión húmedo permitió producir negativos y redujo el costo y el tiempo de exposición a solo segundos. Todo lo que debía garantizar el fotógrafo era que las placas estuvieran limpias, sin manchas ni rayaduras, para que la imagen resultante no presentara granos, y no permitir que la superficie se secara ni en la toma ni el revelado. Esto exigía que los fotógrafos llevaran consigo un laboratorio portátil y trabajaran con gran precisión, incluso al aire libre o en condiciones adversas.
A pesar de lo complejo, el colodión húmedo ofrecía un resultado visual impresionante: retratos de una claridad y una belleza que aún hoy emocionan. Gracias a esta técnica, surgieron numerosos estudios fotográficos en Medellín y, por primera vez, muchas personas pudieron retratarse. Figuras como Vicente y Pastor Restrepo (del estudio Wills y Restrepo), Gonzalo Gaviria y la tradicional Fotografía Rodríguez dejaron un legado visual invaluable y gran parte de estas imágenes se conservan en nuestro Archivo Fotográfico.
Pero el colodión húmedo no es cuestión del pasado ni apego a la nostalgia. Hoy en día, fotógrafos y artistas visuales como Carlos Felipe Ramírez Mesa (más conocido como Cafera13) o Felipe Ramírez (del colectivo f4aperture) han recuperado estas técnicas y materiales para reconectar con la esencia de la imagen, el tiempo y el oficio. Ambos han retomado estas prácticas para crear fotografías actuales, con el alma y la estética de otro siglo.
En un tiempo en el que prevalece lo instantáneo y la inmediatez digital, contemplar una imagen hecha en colodión húmedo es recordar que alguna vez el retrato fue un acto que exigía preparación, paciencia y cuidado. En esas placas de vidrio, que han resistido el paso de las décadas, no solo quedaron impresas las siluetas de quienes nos antecedieron, sino también el anhelo humano de perdurar, de ser recordado, de dejar una huella. Volver a estas imágenes es, en cierto modo, mirar con el corazón.
Atesorar para el mañana.
El Archivo Fotográfico salvaguarda imágenes en soportes como daguerrotipia, ambrotipia, ferrotipos, colodión, nitrato, poliéster, entre otras técnicas y soportes fotográficos. Estos materiales han sido digitalizados y están disponibles para consulta en el repositorio institucional.
En el II Festival Fotográfico de Medellín podrás conocer más de este importante patrimonio audiovisual. Sigue nuestras redes para estar atento a las novedades.